Primeramente está el estilo autoritario – totalitario. Un estilo totalmente vertical y que conlleva probablemente a los máximos niveles de estrés de la empresa. Los gerentes que se dejan llevar por este estilo de mando, generalmente tienden a controlar todas las actividades de la empresa a nivel incluso de detalle. Al tratar de ejercer ese control sobre cosas minúsculas, los directores o gerentes de departamentos son reducidos a simplemente ejecutores de órdenes sin oportunidad para ensayar y desarrollar sus propias estrategias y consecuentemente el brillo propio es una utopía con cara de fantasía.
El segundo estilo puede definirse como un híbrido entre el autoritario y el blando. Se manifiesta en aquellos managers que pretenden forjar un ambiente participativo y de cooperación entre sus colaboradores. En teoría, podría clasificarse como el más eficiente estilo administrativo, puesto que a la vez que se pueden ejecutar acciones verticales (cuando la necesidad impera) también se logra una mayor participación de los demás directores de departamentos, cuyos aportes pueden ser beneficiosos en gran medida para el desarrollo de la empresa. Así mismo, cada departamento viene siendo responsable de sus propias políticas y planes de desarrollo, lo que permite una mejor y más eficiente explotación de las cualidades de los cuadros intermedios. Estos también se sienten más importantes en las tomas de decisiones de la empresa.
El tercer estilo, es muy probablemente una consecuencia de una mala ejecución del segundo que hemos mencionado en este artículo. Y se denominaría estilo blando. En este escenario, el CEO participa muy tímidamente en las tomas de decisiones y probablemente cede la autoridad y responsabilidad en los jefes de los departamentos. En ocasiones esto puede significar excesiva autoridad para los gerentes de departamentos lo que al final puede convertirse en un modelo anárquico bajo el que cada departamento defienda sus intereses y perjudicar los intereses globales de la empresa.
Obviamente la teoría de la administración moderna avala el estilo que combina la participación y la verticalidad como el más eficiente. Y en definitiva en la práctica esto puede comprobarse. Sin embargo, en la realidad pueden observarse también casos de éxito en los que no necesariamente se presente un estilo de administración híbrido, pero esto depende de otro factor muy importante y que requiere quizás de otro artículo para explicarlo: la actitud del personal. Puesto, que es el recurso humando el factor de productividad de mayor importancia en una compañía.